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‘Chicho’ Miño: el escultor de comida

“Yo tengo una enfermedad que no es saludable para esta profesión: buscar la perfección de las cosas. Eso muchas ocasiones, más que al mismo cliente, afecta al mismo chef porque cree que pudo haber dado más” . Homero ‘Chicho’ Miño.

 

Homero Miño es un destacado chef ecuatoriano que llegó a ejercer esta profesión por “las vueltas de la vida”, como él lo describe. Nadie le dice Homero. Desde que era pequeño le pusieron de sobrenombre ‘Chicho’ y desde ese entonces todos le llaman así. El ‘Chicho’ Miño es actualmente chef de producción del restaurante ‘Vía Bonita’ y también da clases de garnish en la Universidad San Francisco de Quito.

Este administrador de empresas, ingeniero industrial y Chef Garde Manger ingresó al mundo culinario hace 33 años cuando su hermano comenzó a trabajar en el Hotel Quito. “La rebeldía fue lo que me motivó para hacerme chef”, comenta Miño quién también añade que “dije qué difícil es que en la mañana pueda estar puesto una corbata y en la tarde una chaqueta y servir a la gente”.

Así, desde los 80, el trabajo del Chicho ha sido reconocido tanto nacional como internacionalmente. Hasta el momento tiene en su poder 62 medallas por sus logros alcanzados y 19 placas que lo reconocen como uno de los mejores en este círculo. “He tenido la suerte de estar no sólo en América sino en Europa y Asia. La pelea de todos los profesionales, y la mía, es situar la gastronomía ecuatoriana en el contexto mundial”, afirma.

Según el ‘Chicho’, para ser chef hay que nacer siéndolo y perfeccionarse mediante la preparación y la experiencia. Para Miño, uno de los mayores problemas de la gastronomía mundial es que hay muy buenos cocineros pero que no trabajan en la presentación de sus platos. Por eso, mediante sus clases, trata de amalgamar estos dos aspectos para “presentar como se debe lo que has hecho”.

“La vida del chef es anormal”. Así lo dice el Chicho, que, con resignación afirma que llegó a un punto en que sus amigos dejaron de invitarle a las reuniones porque sabían que iba a estar trabajando. “La familia a veces no entiende que tienes un trabajo y que tu compromiso es servir a otra gente en días en los que otros descansan. Tienes que cumplir con tu compromiso”, añade.

El arte de la decoración

Para este chef, el garnish es la manera perfecta de combinar sus dos pasiones: la comida y el arte. “Lo bonito de esto es que cada vez puedes ir creando. El garnish tiene la ventaja de que te deja crear, puedes ir a donde tú quieras”, comenta Miño.

Hay dos maneras de hacer garnish, según explica este Garde Manger. Una de ellas es aplicada a la comida, es decir, la decoración de los platos y la otra es neta (solo de decoración).

Es justamente el garnish de decoración el que más satisfacciones le ha brindado a este chef. Su obra maestra se encuentra expuesta en el hall principal de la USFQ. La iglesia de San Francisco es una escultura hecha de chocolate, con la que Miño fue nominado como mejor chef de América Latina. Como lo cuenta el ‘Chicho’, sólo el techo tiene 1.500 tejas de chocolate. “Esta escultura fue un homenaje a la ciudad de Quito. He retocado varias veces a esta iglesia, pero ya es tiempo de retirarla”.

Al ‘Chicho’ Miño aún le quedan más proyectos. Actualmente se encuentra trabajando en la producción de su segundo libro. Mientras tanto, en el camino se le aparecerán nuevos retos culinarios y nuevas esculturas por moldear usando comida.

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